Suplementación deportiva. Clasificación según evidencia científica
La suplementación en el ámbito de la nutrición deportiva siempre será individualizada y enfocada al deporte o actividad física en cuestión. En nuestra opinión, debe ser pautada por un nutricionista deportivo cualificado y actualizado en el tema.
Antes de nada, queremos dejar claro un concepto: Sin una base de alimentación saludable / alimentación basada en comida auténtica, la suplementación no va a tener ningún sentido.
El primer objetivo para cualquier deportista, en lo que a alimentación se refiere, debe ser conseguir una adherencia a una alimentación saludable, basada en comida real. Sin esta base, otro tipo de ayudas y pautas no van a tener mucho sentido, o no van a tener el efecto potencial que realmente se podría conseguir con ellas. Desterrar mitos, educar nutricionalmente y guiar hacia un tipo de alimentación idónea debe ser el punto de partida.
Una vez conseguida la base, el siguiente punto a tener en cuenta sería la distribución de macronutrientes y el "timing" nutricional óptimo para cada deportista. Una buena estructuración en su alimentación en relación a su entrenamiento y competición es clave. Resulta de vital importancia conocer la fase de la temporada en la que se encuentra cada deportista para poder individualizar al máximo las pautas pertinentes.
Una vez se han conseguido los dos pasos anteriores, ya se puede entrar a valorar la suplementación adecuada e indicada para cada modalidad deportiva.
Esta pirámide es muy representativa para indicar cómo deben ser los pasos a seguir.
En la página web del instituto australiano de nutrición deportiva, realizan una clasificación de los suplementos deportivos según su grado de evidencia científica. Realizan 4 grupos.
- En el grupo A se engloban a aquellos suplementos de eficacia probada siempre que se usen en protocolos basados en la evidencia científica. Dividen en 3 grupos:
- Alimentos para deportistas: Son productos especializados para deportistas que se recomiendan cuando no es práctico realizar toda la alimentación basada en alimento normales. Hablamos de los geles y bebidas para deportistas, de barritas, bebidas isotónicas, de la proteína whey y de comidas líquidas.
- Suplementos medicinales: Suplementos de hierro, calcio, vitamina D, probióticos y multivitamínicos. Se especifica que su uso sea para tratar problemas clínicos, incluidas las deficiencias de nutrientes diagnosticadas.
- Suplementos enfocados para la mejora del rendimiento: Como la cafeína, Beta-alanina, bicarbonato, zumo de remolacha y la creatina.
- En el grupo B se engloban a aquellos suplementos que necesitan más investigación y podrían suministrarse a los atletas con un protocolo determinado y probado, bajo supervisión. Encontraríamos dos grupos:
- Los polifenoles alimentarios: Como la quercetina, la curcumina, las bayas exóticas como bayas de acai y de goji y jugo de cereza.
- Otros suplementos como la carnitina, el HMB, la glutamina, la glucosamina, aceites de pescado y antioxidantes C y E.
En el grupo C encontramos aquellos suplementos que tienen muy poca evidencia sobre sus posibles efectos beneficiosos en los deportistas. En este grupo se englobarían todos los suplementos de los grupos A y B empleados sin un protocolo adecuado. Además, cualquier otro suplemento que no aparezca en ninguna de los grupos, pertenecerá a este.
En el grupo D, aparecen todos los suplementos prohibidos o que tienen un alto de riesgo de estar contaminados con sustancias prohibidas en el deporte. Todos los suplementos de este grupo no deberían usarse por los atletas. Hablamos de estimulantes (efedrina, sibutramina...), de prohormoans y refuerzos hormonales y de péptidos y hormonas de crecimiento, y de beta-2-agonistas.